La
frase: “A veces, si queremos aproximarnos a los niños, es preciso que uno mismo
se convierta en niño” de Nemcova Bozena, está llena de verdad. Para que el
terapeuta trate con niños debe entrar en el mundo de ellos. Debe sumergirse de
tal manera que piense, sienta y comprenda el mundo desde la perspectiva del
niño. Haciendo esto la terapia de juego se convierte entonces en algo efectivo.
Por ello la semana anterior, nosotros los estudiantes junto con nuestro
catedrático tuvimos una clase de juego. Cada grupo llevó ideas de juegos
diferentes. Cuando llegamos nos quitamos los zapatos, corrimos, sudamos,
gritamos como si fuéramos niños. Se podía sentir esa emoción, felicidad y
nerviosismo de “¡no quiero que me atrapen!”, y de “¡vamos a ganar!” y también
esa picardía de “¡estoy ensuciando mis calcetas!”. Nos sumergimos de tal manera
para recordar nuestra infancia y así sensibilizarnos a la hora de tratar con
niños.
Aquí les mostramos unas cuantas imágenes de la actividad:
¡¡¡¡La actividad fue un éxito!!!!
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