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martes, 6 de noviembre de 2012



METÁFORA

Una alegoría se puede decir que es la representación o la expresión de una idea mediante una figura dotada de atributos simbólicos o bien mediante el desarrollo de una metáfora.
Podemos definir una metáfora como una historia real o ficticia cuy finalidad es informar, educar, curar y estimular al crecimiento interno.

También se podría definir como el proceso por el que se atribuye un nombre apropiado a una persona o cosa, con base en una analogía o en una comparación sobreentendida.
La finalidad de una alegoría es atraer la atención consciente del individuo y burlar sus mecanismos de defensa a fin de permitirle entrar en contacto con las fuerzas de su inconsciente, inmensamente ricas en posibilidades y en soluciones.


                          
¿A QUIÉN ESTÁ DIRIGIDA LAS METÁFORAS?

Los relatos metafóricos son para todo el mundo: jóvenes, adultos y ancianos.
Ya se trate del cine, del teatro, de la televisión, de novelas, leyendas, canciones o relatos populares, todos tenemos necesidad de cuentos y de historias y volvemos a ellas una y otra vez con diverso grado de avidez.

No solo buscamos oír relatos y de referirnos a ellos, no sólo para divertirnos, sino también para captar lo que tienen que decirnos, pues toda historia, cuento o relato nos habla de nosotros, de los demás y de nuestras relaciones con ellos.

Un ejemplo podría ser: Silvia tenia casi dos años cuando nació su hermanita. Hasta entonces todo había estado marchando bien, pero siete meses después Silvia comenzó a hacerse pipí en la cama, en el salón y por toda la casa. Tras haberlo probado todo, se decidió que su papá tomase cartas en el asunto, contándole el siguiente cuento:

Érase una vez una ranita que se llamaba Artemisa. Vivía con su papá y su mamá, feliz y sin problemas. Un día su papá y su mamá se fueron al bosque y volvieron con otra ranita más pequeña. Al principio Artemisa estuvo muy contenta, pero luego empezó  a no sentirse tan feliz como antes. Se decía a sí misma: “Realmente mi vida ya no es igual. Desde que llegó mi hermanita no se ocupan de mí como antes. Se preocupan por ella antes que por mí. La cuidan, le sonríen, juegan con ella y hablan de ella mucho más que de mí”.
Un día, su papá invitó a Artemisa a pasear con él. Andaban los dos por el camino cuando se encontraron con un hombre conocido de su papá. Era un amigo al cual hacía mucho tiempo que no veía.  El hombre le dijo a su papá: ¿es tuya esta ranita? ¿Cómo se llama? ¿Artemisa? ¡Qué grande es! ¡Y qué cantidad de cosas sabe ya hacer ella sola! Sabe andar, sabe cantar, y estoy seguro que incluso ayuda a su mamá. Ya no necesita que os ocupéis de ella todo el tiempo. ¡Qué bien! El papá de Artemisa se sintió muy orgulloso al oír a su amigo decir todas esas cosas de su ranita. Se puso muy contento y Artemisa también se puso muy contenta. Cuando regresaron a su casa eran todavía más felices que antes.

Después de escuchar esta alegoría, la actitud de Silvia cambió. Se volvió más limpia. Con frecuencia pedía que le contaran de nuevo el cuento de la ranita Artemisa. Un día incluso la descubrieron contándose el cuento ella misma, frente a un espejo. El cuento de Artemisa le indicó a Silvia un esbozo de solución para su problema, haciéndole comprender que había otra forma de conseguir el amor de sus padres y que para lograrlo no era necesario volver a ser “pequeña”, sino que sería “creciendo” como lograría atraer la atención que necesitaba.

La alegoría no es una terapia, sino más bien una herramienta que es necesario saber utilizar debidamente.




TIPOS DE ALEGORÍAS

ü  Pueden ser completas en sí mismas o cerradas. ( se pueden hacer preguntas al final)
ü  Abiertas con una pregunta para que el oyente tome la responsabilidad de resolver el problema. (permiten al oyente a buscar en su inconsciente la respuesta que su consciente ignora)
ü  También hay alegorías visuales o participativas que permiten al niño tomar parte en una actividad determinada.




VENTAJAS

A través de la imaginación, tanto el niño como el adulto establecen lazos entre el mundo simbólico y ellos, y luego interiorizan sus significados. Según Postic: “además del mundo real, el de las relaciones sociales y los hechos positivistas, toda persona tiene necesidad de una zona de ilusión, de un espacio interno que sirva de transición entre el consciente y el inconsciente, entre el mundo de las ideas y el mundo de los afectos”.

Jeffrey Zeig resume así las ventajas de las alegorías:

ü No son amenazantes.
ü Son seductoras.
ü Estimulan la independencia, pues el individuo debe captar por sí mismo el sentido del mensaje y debe sacar sus conclusiones o realizar las acciones correspondientes.
ü Pueden ser utilizadas para vencer la natural resistencia del cambio.
ü Estimula la memoria porque recuerdan la idea representada.
ü Es flexible (se presta a diferentes estrategias y a situaciones de la vida)




LOS HEMISFERIOS CEREBRALES IZQUIERDO Y DERECHO

Según Williaams, el hemisferio izquierdo se interesa primordialmente en los componentes, procesando la información en secuencias en series según un patrón temporal descodificando las señales acústicas, (lenguaje oral, matemáticas, nociones musicales) y traduciéndolas en palabras tras haberlas analizado.

En él hemisferio derecho se interesaría primordialmente en los conjuntos y se dedicaría  a integrar las partes para formar un todo. Investigaría las estructuras y las relaciones. Ese modo de tratamiento es especialmente eficaz para la mayoría de las tareas visuales y especiales y también para reconocer las melodías musicales. Este hemisferio está relacionado directamente con el proceso de adquisición de conocimiento. 
    

¿COMO SE CONTRUYE UNA METÁFORA?

Una manera práctica de entender y aprender como hacer una metáfora:

SE DEBE BUSCAR:

ü  Personajes con los que el cliente se identifique.
ü  Un escenario “paralelo” a la problemática del cliente.
ü  El cliente pase de un escenario “no deseado” a uno “ideal”
ü  Utilizar el lenguaje en positivo.

SE DEBE EVITAR:

ü  El objetivo sea claro para el cliente, ya que podría sabotearlo. Solo debe ser realista. Esto estimula la creatividad.
ü  No necesariamente debe tener una finalidad concreta, más bien un cambio de actitud.
ü  Explicar o indicar al cliente la “moraleja”, solo se sugieren ciertas indicaciones a través de ella.

¿CÓMO SE DEBE NARRAR UNA METÁFORA?

El poder evocador de la alegoría dependerá  de la calidad de la narración. Es de suma importancia estableces, al comienzo, una relación de confianza en la que el individuo se sienta seguro. Debe relatarse de manera más “inconsciente y espontánea” posible. Es importante controlar el tono de voz, movimientos de cabeza y del cuerpo.
Contar un cuento a alguien es invitarlo a entrar en un ritual de crecer y para curarse. Si el narrador desea que sus palabras tengan un efecto mágico, deberá él mismo vivir su relato del modo más inconsciente posible.
No existe un modo único de presentar las alegorías. El narrador debe aprovechar al máximo los recursos de su creatividad y de su personalidad propia. Algunas veces la presentación es totalmente directa como:

“Te voy a contar un cuento…”
“Érase una vez…”
“Un día, hace muchos, muchos años…”

O también puede adoptar formas totalmente distintas como:

“Tengo un amigo que…”
“En cierta ocasión me sucedió…”



¿SE DEBE EXPLICAR UNA ALEGORÍA?

La alegoría habla ya de sí misma, por lo que debemos evitar explicarla. Ello equivaldría a despojarla de su poder y a revelar al otro todo un mundo de fantasía.



¿CUÁL ES EL MOMENTO PROPICIO PARA LA NARRACIÓN?

Si logramos crear en el oyente un momento de confusión, su mente consciente se sentirá momentáneamente impotente; en esos instantes el individuo estará totalmente dispuesto para recibir la enseñanza contenida en la alegoría.

Erickson solía captar la atención del paciente utilizando LA SORPRESA. Generaba la duda en él mediante la adopción de actitudes extrañas, juegos de palabras, bromas o frases humorísticas. Consideraba que tales actitudes eran muy útiles para romper los generalmente rígidos esquemas mentales del paciente.

Generalmente Erickson “preparaba el terreno” contando relatos sin relación alguna con el problema o cuestión, o buen contaba alguna historia totalmente loca cuya finalidad era precisamente desestabilizar  la mente consciente del oyente.

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